Heidegger y el nazismo

El trabajo filosófico de Heidegger produjo, y sigue generando, multitud de propuestas y alteraciones en el universo intelectual europeo. Es más, el legado heideggeriano está incrustado en la filosofía continental de manera transversal, pues su influencia ha alcanzado un sentido radical que afecta profundamente a la intelectualidad del presente. El análisis de François Rastier, Naufragio de un poeta, supone una propuesta valiente que persigue el desenmascaramiento del radicalismo criminal y cómplice en el encubrimiento del extremismo político. En este sentido, los trabajos de Heidegger y Schmitt se mantienen vigentes en múltiples estudios y corrientes de pensamiento.  La demanda de Rastier se dirige a la exigencia de una intelectualidad responsable y con la capacidad de dirimir el sectarismo y extremismo de la reflexión filosófica. 

La lectura de Heidegger se extiende a infinidad de campos, pues, debido al estilo de su producción, no está reservada únicamente a los especialistas de la filosofía. Es por esto que su efecto tiene un mayor alcance que va más allá de sus acólitos ortodoxos. Por otra parte, la extensión política del trabajo del alemán se ha opacado hasta quedar prácticamente desaparecida frente a su reflexión existencial. No obstante, la realidad es que su pensamiento posee características profundamente nazis y antisemitas dado que entendía el ámbito judío en simbiosis con un complot mundial de tono criminal. Hasta la publicación de los Cuadernos negros se había logrado oscurecer esta realidad, pero, la aparición de este escrito conformado por notas, reflexiones y bosquejos de todo tipo ha descubierto de manera definitiva una de las características de la producción heideggeriana: su profundo antisemitismo. 

El nazismo ha sido capaz de superar y sobrevivir al hitlerismo. La publicación medida y progresiva de la obra del de Messkirch ha ido develando un creciente extremismo hermanado a las tesis de Hitler y Rosenberg. Esta propuesta política, presente en su obra, se ha ido descubriendo de manera gradual hasta llegar a suponer una certeza indubitable que pone en entredicho las lecturas previas del trabajo heideggeriano. En este sentido, el alemán entendía que el desarrollo científico-técnico mundial respondía a un plan judío global. Con este presupuesto se alimenta la teoría del complot, refractaria a cualquier atisbo de racionalidad y alimentada por el odio al Otro y por la fe superadora de la razón. Es decir, se rompe con los presupuestos filosóficos para abrazar una sentimentalidad establecida sobre la emoción. En este punto se localiza el enfrentamiento entre el Enemigo y Nosotros, entre el subhombre y el superhombre. El lenguaje es instrumentalizado para por este camino generar una sensación de adherencia. El lector se convierte en un objetivo de conquista mediante las herramientas de la intimidación y el sometimiento que opone la posible interpretación y el pensamiento. 

La realidad, en opinión de François Rastier, es que la filosofía de Heidegger pretende extender el odio racial y su oposición al nazismo se debería, no a la reflexión moral sobre su propuesta, sino a su escaso alcance y efectividad. En otras palabras, el filósofo entendía el nazismo como demasiado tibio. Su proyecto editorial aspiraba a ser aceptado por un neonazismo desacomplejado fundado sobre los siguientes pilares: antirracionalismo, ausencia de ética y rechazo de la ciencia y de la técnica. De hecho, su nazismo resultó proactivo, pues se sumó a la delación y persecución de colegas y alumnos en la universidad. Llegaría a organizar el grupo de intelectuales conformado por Rosenberg, Schmitt o Streicher, todos ellos participantes en el proyecto de las leyes de Nuremberg de 1935. 

El Enemigo queda señalado en oposición a un Nosotros y asume múltiples formas bajo la dirección de la judería global. Al fundamento doctrinal del nazismo apoyado en este maniqueísmo radical y mesiánico organizado en torno al líder, se añade como antagonistas en el proyecto heideggeriano el americanismo, Inglaterra, la ciencia, la técnica, los asiáticos y, por supuesto, la racionalidad y la inteligencia propias de la filosofía. Se asume por esta vereda una doctrina biopolítica en la que se identifica lo judío como una plaga y se acepta violencia debido a la trascendencia de su planificación. La línea argumentativa de los Cuadernos negros se establece sobre los siguientes presupuestos: partiendo del argumento ontológico, se indica que los judíos, como entes provisionales, carecen de conexión con el Ser y de patria, no terminan de morir, pues no existen realmente. Se niega, por tanto, incluso la posibilidad de la muerte y la categoría de víctima. Por otro lado, defiende la autoaniquilación judía dado que su contubernio es culpable de la tecnificación contemporánea conducente a la industria de la muerte nazi. Por último, interpreta que los aliados han cometido un verdadero crimen, no así el nazismo, al impedir que Alemania terminase con su proyecto de exterminio. 

Desgraciadamente esta propuesta está presente en la actualidad y, de hecho, gracias a los nuevos populismos políticos ha tomado fuerza. El odio se extiende y la adecuada clasificación de Heidegger como motor de estas desviaciones pseudofilosóficas es una labor esencial. En este sentido, necesitamos de una intelectualidad comprometida capaz de romper con las tendencias mayoritarias que tienden a disculpar, o incluso negar, el contenido político en la obra heideggeriana. Debemos, por tanto, abrazar la inteligencia para huir del proselitismo y la apología sentimental. En caso contrario, el neonazismo y los discursos sentimentales fundados en la exclusión y el rechazo tomarán la fuerza suficiente como para suponer un grave problema que ya comienza a intuirse en la degradación el espacio político.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s